Cada vez hay más conciencia y sensibilización para cuidar aquello que comemos, no solo el menú sino también cómo lo distribuimos durante el día y en qué frecuencia y cantidad. Pero vamos un paso más allá, pues los tóxicos no están solo en la comida, sino en los recipientes donde los encontramos o los guardamos. Nalgene cuida todos estos detalles de vital importancia para que tengas una alimentación saludable.

Es muy importante que tengamos en cuenta la procedencia y el modo en que se ha tratado el alimento que vamos a consumir para evitar ingerir tóxicos; pero de nada sirve si luego el método y lugar de conservación transforman ese alimento en tóxico.

Los envases en los que se guardan las bebidas y alimentos son también de extrema importancia, ya que, según la OCU (Organización de Consumidor y Usuarios), hay hasta 100 mil sustancias de los envases que podrían migrar en el alimento en cantidades potencialmente peligrosas para la salud del consumidor y asegura que “no hay peligro de intoxicación aguda, pero sí efectos a largo plazo”. Aun así, muchas de estas sustancias no están aún bien estudiadas por los expertos porque no se destina presupuesto a estos estudios.
Alimentarse sin tóxicos. Astrid Braded I Nalgene Iberia

¿Qué son envases tóxicos?

Algunos envases de plástico tienen un grado de toxicidad por el componente Bisfenol A o BPA que es un químico habitual en recipientes de plástico resistentes y ligeros o en latas y papeles térmicos. En Francia y España ya se ha prohibido el uso de este componente en envases destinados a población infantil, pero si han estado fabricados en otros países y su uso no es específico para bebés y niños se encuentran varios envases con esta sustancia nociva. De hecho, es tan común que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades señaló que más del 90% de la población de Europa y Estados Unidos tiene alguna traza de esta sustancia en su organismo.

También los envases metálicos, especialmente si contienen aluminio pueden ser perjudiciales a largo plazo por la transmisión del metal al alimento que ingerimos.

Esos tóxicos, en consumo prolongado, pueden tener efectos a largo plazo como hipomineralización de los dientes, estrechamiento de las arterias, ansiedad o mayor riesgo de obesidad infantil y, aunque faltan más estudios que lo verifiquen, se cree que aumenta la probabilidad de cáncer.

 

Alimentarse sin tóxicos. Astrid Barqué I Nalgene Iberia

 

Qué tener en cuenta en envases alimentarios

Lo que hay que tener en cuenta para prevenir la toxicidad de los envases de productos alimentarios es:

  • El contacto directo: si el alimento o bebida que vamos a ingerir toca directamente al envase, entendiendo que si es un alimento que hay que pelarlo o está envuelto en papel es menos peligroso que si la parte de contacto con el envase es la que se ingiere directamente.
  • Las variaciones de temperatura: sea en la congelación del producto como en el  proceso de caletamiento, las variaciones de temperaturas aumentan la probabilidad de migración de los tóxicos del envase y del alimento. Esto incluye los procesados que se pasteurizan con su embalage como también el recalentamiento en hornos microondas o incluso al pasar horas dentro de un coche aparcado en el sol durante horas.
  • El reaprovechamiento y la conservación prolongada: La calidad de los plásticos que se usan también hacen variar el resultado de la migración de tóxicos. La mayoría de envases de un solo uso son plásticos con un augmento de migración de elementos tóxicos por su desgaste ya que liberan más fácilmente Bisfenol A. Por esto es tan importante no reaprovechar estos envases desechables y cumplir como su nombre indica “de un solo uso”.
  • El tipo de alimento: las texturas o alimentos con más grasas son más vulnerables a la migración de tóxicos. Así que los quesos, las carnes, los que están en conserva con aceite o las salsa grasas son alimentos que absorben más cantidad de tóxicos del envase donde se conserva.

 

Tenemos alternativas saludables para alimentarse sin tóxicos

Parece ser que los envases más seguros por menos migración de tóxicos son los de vidrio o los de acero inoxidable de calidad, sin embargo, su peso es considerablemente superior a los de plástico y además son más frágiles, así que son menos prácticos si hay que transportar el alimento o la bebida como es el caso de las personas que comen de fiambrera por trabajo, de los recipientes que se llevan dentro del bolso o para la práctica del deporte. En ese caso hay que optar por marcas de envases que trabajan con fabricación de plásticos sin BPA, como Nalgene.