Los productos potencialmente peligrosos para la salud
Si las sociedades humanas avanzadas disponen de conocimientos científicos y tecnología suficiente para abandonar los productos potencialmente peligrosos para la salud y el medio ambiente, ¿por qué siguen estos productos en el mercado? Se puede argumentar que todo es más complejo de lo que parece pero, por desgracia, en muchos casos la respuesta es tan simple como reconocer que los intereses económicos siguen teniendo mucho que ver con esta situación paradójica.
Vivimos rodeados de productos creados por los propios seres humanos. Facilitan nuestras vidas y, en muchos casos, contribuyen a nuestro bienestar y salud. No obstante, en ocasiones, nuestras creaciones de laboratorio pueden tener efectos secundarios que deberíamos evitar. El conocimiento científico debería ser la base para evitar este tipo de riesgos, aunque solo sea por aplicación del principio de precaución.
Los efectos nocivos del BPA
El caso del bisfenol A (BPA) es un ejemplo de la necesidad de tomar medidas para reducir al máximo los riesgos potenciales de los materiales artificialmente creados por nuestra especie.
Decenas de estudios han demostrado en los últimos años que el BPA tiene efectos nocivos para la reproducción y la salud hormonal, según recordaba el profesor Miquel Porta, investigador y catedrático de salud pública, Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y Universidad Autónoma de Barcelona, en unas declaraciones recogidas por La Vanguardia el pasado mes de septiembre.
El riesgo del BPA tiene un alcance global porque la práctica totalidad de la población de acumula en su cuerpo cantidades relativamente preocupantes de esta substancia con efectos de disruptor endocrino.
El BPA está presente en nuestro día a día
El profesor Miquel Porta explica que, según estudios realizados en los últimos años que si tomamos una muestra de población y analizamos su orina, encontramos bisfenol A en el 98% de los casos; y esto ocurre en España, en Japón, en Suecia o en California…
La causa principal de esta situación es que el BPA está presente hoy en día en una infinidad de productos que nos rodean, estos son algunos de ellos:
- Equipos eléctricos y electrónicos: teléfonos móviles, cámaras fotográficas, secadores de pelo, ordenadores, televisores, conexiones de enchufe, cajas de fusibles, cubiertas de lámparas, interruptores y cables.
- Automoción: faros, ventanillas traseras, parachoques y salpicaderos.
- Construcción: techos, paredes y aislantes de edificios públicos y privados.
- Medicina: catéteres, jeringas, oxigenadores de sangre, aparatos cardíacos, dializadores, incubadoras e inhaladores.
- Complementos y alimentación: juguetes, ropa, garrafas de agua y otros líquidos, utensilios de cocina, protección interior de latas de conserva y fiambreras.
El profesor Miquel Porta, como muchos otros expertos, recuerda que las evidencias científicas muestran los efectos adversos y riesgos potenciales de diversos usos del BPA; y que muchas de las aplicaciones podrían ser substituidas; por no decir, todas.
Por contra, hay sectores empresariales y técnicos que defienden el uso del bisfenol A en algunas aplicaciones que consideran seguras. El ejemplo más claro de defensa del BPA se expone en la web de este mismo nombre, creada por el PC/BPA Group de la asociación industrial PlasticsEurope, del que forman parte los cuatro principales fabricantes de policarbonato y BPA de Europa.
Nalgene, botellas de agua BPA free
En el mundo de la economía y las empresas existe, por otro lado, un creciente movimiento de concienciación de los riesgos del BPA; iniciativas que apuestan por soluciones que evitan la utilización de esta substancia. Una propuesta destacada en este sentido es BPA Free, una iniciativa que ofrece información sobre la presencia de este compuesto en nuestras vidas y sus posibles alternativa.
Nalgene es una de las 30 firmas adheridas en España a esta propuesta de responsabilidad empresarial al servicio de la calidad de vida y la salud de los ciudadanos.
